NEY DE UNA MANO
Este instrumento persigue el mismo objetivo que la ocarina de una mano:
interpretar melodías y poder tocar percusión con la mano libre.
El ney es un instrumento ideal para adaptarlo a ser tocado con una mano
porque al sacrificar la octava inferior permite completar las escalas con
solamente tres agujeros. Ha de hacerlo de manera diatónica, no cromática como su homólogo de ambas manos. Sin embargo las notas cromáticas son posibles mediante el tapado parcial de agujeros o mediante digitaciones cruzadas.
El registro óptimo de estos instrumentos es el mismo que el del ney
cromático: una duodécima. Al no usar una de las manos la octava grave queda “cortada” en su cuarta superior, de tal manera que sólo son accesibles las notas graves de la octava inferior.
Todas las flautas de una mano tradicionales poseen portavientos, lo que
significa que para tocar las notas agudas hay que soplar más fuerte y para las graves más suave. Esto implica que es virtualmente imposible tocar notas agudas suaves y notas graves fuertes en flautas de una mano tradicionales. La embocadura del ney puede resultar difícil en un principio pero permite controlar la intensidad independientemente de la tesitura de las notas, por ello en esta flauta se pueden conseguir agudos suaves y graves intensos mediante ligeros cambios en la manera de soplar.